Escudo de armas


Noche de invierno del año 1987, pasadas las 2000 horas nos encontrábamos un grupo de Aspirantes a Cadetes Navales reunidos en el aula L-42, listos para recibir nuestra charla sobre liderazgo.

 

De pronto, apareció el expositor, Capitán de Corbeta Enrique De la Jara,  calificado en Infantería de Marina y quién un año antes había sido herido por impactos de bala, producto del  enfrentamiento con terroristas de sendero luminoso en la cárcel de la isla “El Frontón”.

 

La exposición giró en torno a las características que debía de tener una persona para asumir el papel de lider en una organización y en nuestro caso fortalecer el espíritu para vencer las diferentes situaciones que enfrentemos a lo largo de nuestra vida.

 

Quedaba claro que como parte de la formación naval, nosotros como marinos, teniamos elevados principios de compromiso y  entrega, lo cual significaba, llegado el momento, entregar nuestras vidas por el Perú.

 

Y es en esta parte de la exposición en donde nos presenta al “escudo de armas”. 

 

Todos mirábamos con atención la transparencia proyectada (hoy diapositiva), en donde nos mostraba la siguiente figura:





Esta figura nos dijo, “representa la forma de un escudo y es el que debemos de tener desarrollado en función de la vida de cada uno”. 

 

El “escudo de armas” considera la siguiente estructura:

 

ü  En el cuadrante superior izquierdo, debemos de escribir el momento más feliz de nuestra vida.

ü  En el cuadrante superior derecho, el momento más triste o más difícil vivido.

ü  En el cuadrante inferior izquierdo, un deseo o aspiración personal, y

ü  En el cuadrante inferior derecho, lo que queremos que diga nuestro epitafio.






Bajo estas consideraciones, cada uno de nosotros debe construir su propio “escudo de armas”, el cual incluiría las experiencias vividas hasta ese momento; sin embargo, este escudo tiene un comportamiento dinámico, que irá cambiando conforme la vida nos otorgue momentos felices, difíciles; momentos donde se van cumpliendo sueños y metas.

 

Respecto a las palabras de nuestro epitafio, la vida es un tránsito que se inicia al nacer y termina cuando nuestra misión en esta vida concluye; es por ello, que debe contener palabras que nos hagan trascender en el tiempo. 

 

Nuestro escudo de armas siempre nos servirá  para contrastar una situación positiva o negativa que se presente, lo que nos permitirá determinar de manera inmediata si dicha nueva situación es “más ” o “menos” fuerte que aquella que tenemos registrada en nuestro escudo. 

 

Si es “menos” fuerte, diremos que tuvimos otras que ya las superamos; y si es “más” fuerte, esta reemplazará a la existente.

 

El “escudo de armas” nos ayuda a valorarnos a nosotros mismos y es un factor de resiliencia ya que nos permite atenuar los efectos adversos para transformarlos en factores de superación, en nuestra vida personal, familiar y laboral.

 

Es importante que siempre nuestro “escudo de armas” se encuentre actualizado, ya que nos servirá de barrera para enfrentar situaciones difíciles y para valorar los momentos felices. 

 

En mi caso, el “escudo de armas” me acompaña desde entonces y puedo decir que me ha servido siempre.

 

Y tu? Ya tienes tu “escudo de armas”?

 

 

Jorge Padilla Ramón

Lima, 21 de marzo de 2021

 

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