Resiliencia

 

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“Recuerda siempre que eres más grande que tus circunstancias, eres más que cualquier cosa que te pueda ocurrir”

                                                                                         Anthony Robbins


Si comparamos las diversas situaciones de la vida con el comportamiento del mar, podríamos decir que pueden haber momentos calmos con poco viento, pero que de un momento a otro el cielo se puede nublar y desatarse una lluvia, generar una tormenta y ocasionar olas y vientos fuertes en donde para las embarcaciones que transiten esos mares originarán que tanto las personas que están transitando en exteriores o interiores lo hagan con cuidado, así como tomar las previsiones para “arranchar”[1] las cosas y evitar que estas se vayan al piso y se rompan. Estos fenómenos climatológicos tienen un proceso de inicio, desarrollo y fin y luego, viene la calma.

 

También en climas tropicales cuando vemos en el cielo a lo lejos que se avecina una nube negra, es sinónimo de lluvia o tormenta y conforme esta se acerca,  comienza a correr un poco de viento y de pronto llega la lluvia, haciendo que las personas se pongan a buen recaudo. Esta lluvia podría venir acompañada por truenos, relámpagos y rayos, así como de vientos fuertes y una gran precipitación de agua. 

 

Estas variaciones del clima son pronosticadas en base a modelos matemáticos establecidos, lo cual permite que las personas se preparen para recibirlos. En Buenos Aires, por ejemplo, los canales de televisión siempre informan el pronóstico del tiempo, el cuál en adición a las lluvias, considera el arribo de los “vientos polares”, los cuales cuando llegan, generan la presencia de un aire muy frío en el ambiente, incluso en un día soleado. 

 

La vida es así, muchas veces existen momentos de cielo despejado, cielo azul, en los cuales las olas tienen una frecuencia, altura e intensidad que inspiran paz, tranquilidad y calma.

 

Y de pronto, pueden presentarse en nuestras vidas situaciones o dramas complejos, lo cual cambia de manera imprevista los esquemas y formas de vivir, que impactan en nuestros cimientos, en nuestra fé, en nuestros sentimientos, en nuestros principios, y que nos ponen en una situación en donde no encontramos solución y perdemos la esperanza.

 

Bajo ese contexto, hay dos opciones o alternativas de decisión: la más fácil: No levantarse, quedarse en ese status quo, entrar en una espiral de depresión, desánimo, desaliento, oscuridad, estancamiento y quedarse así para siempre, manteniendo esa actitud negativa. Desde ese momento la persona se vuelve apagada, amargada, pesimista y mantendrá esa condición trasladando esa forma de actuar en su vida cotidiana, laboral y social, manteniendo un luto constante.

 

La otra opción, es aceptar lo ocurrido, es interiorizar el problema y asimilarlo para poder tomar decisiones correctas, es el aprender y comprender que la vida tiene situaciones así, difíciles o muy difíciles, terribles, de pena, de pérdida; pero, se debe tener claro que la vida continúa, que aún tenemos vida, que tenemos fuerzas, que tenemos salud y por sobre todo: Esperanza. Sin embargo, este camino no es fácil.

 

Este proceso de caer, asimilar, levantarse y salir fortalecidos es la resiliencia. 


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La resiliencia es una virtud que se sustenta en la confianza y seguridad de las personas y tiene relación directa con la inteligencia emocional, para saber conocer y manejar sus propias emociones, siendo conscientes de los límites y también procesar los dramas para transformarlos en oportunidades de enseñanza de vida y de mejora.

 

La resiliencia tiene relación directa con la entereza, fortaleza y resistencia y permite que continuemos avanzando persiguiendo metas y sueños. Aquí quiero resaltar qué tal como describí en uno de los artículos del diario de bitácora, es importante que cada uno de nosotros cuente con su “escudo de armas” porque éste permitirá balancear los mejores momentos de nuestra vida y compensarlo de los momentos difíciles; este balance nos ayudará a manejar y tener en parte una medida de nuestra propia resiliencia.                                                           (Foto 2)                                                                      


Entonces para terminar, así como cuando estamos en plena tormenta nos ponemos a buen recaudo, ¿De qué manera las personas pueden hacer cambios internos, para fortalecer y preparar su propia resiliencia?.

 

“Debemos aceptar la decepción finita, pero nunca debemos perder la esperanza infinita”                                                                             

                                                                                                                                                   Martin Luther King

 

 

 

Jorge Padilla Ramón

Lima, 18 de abril del 2021

Diario de bitácora 

 

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