Límites

Límites *

(Primera parte)


Límite es aquella línea delgada que separa lo permitido de lo que no lo es, límite es hasta donde las personas pueden llegar y hasta donde permiten que otras lleguen, límite es llegar hasta un máximo de capacidad y así hay varios ejemplos del significado de la palabra límite.

 

Respecto a las personas y el manejo de límites, existen aquellas que no los tienen, que pasan todo el tiempo sobre exigidas, otras que son flexibles y pueden manejarlos y otras que viven de acuerdo a límites auto impuestos no traspasandolos nunca.

 

Ambos extremos (los que no tienen y los auto impuestos) nos muestran que existen personas que al no regular sus límites viven por encima de su propio estándar y las que dada su rigidez, no están acostumbradas a recibir más carga de lo habitual. Estas últimas no conocen su máximo o mínimo nivel de resistencia, lo cual es fundamental para cuando deben enfrentar situaciones extraordinarias de la vida en los ámbitos personal, laboral, afectivo, económico, emocional, etc. 

 

Muchas personas piensan que deben aceptar todos los pedidos que se le formulan por el solo hecho de sentirse aceptadas en determinados grupos. Existe miedo en decir NO y de ser rechazadas por ello y por tanto sufren por no poder ponerse límites, siendo arrastradas a un espiral negativo sin encontrar la salida.

 

Por otro lado, los límites sirven para definir espacios de desarrollo, los cuales se presentan cuando las personas tienen relaciones muy estrechas y se generan discusiones o fricciones. Es necesario mantener en equilibrio los espacios de cercanía y distancia, de manera tal que cada persona tenga su propio espacio de desarrollo, por más que personalmente se entiendan muy bien.

 

A pesar de ello, existen personas que no perciben los límites, no se dan cuenta por ejemplo, que son evitadas por otras porque son desagradables; personas que no saben respetar los límites de tiempo o personas que no tienen tino para percibir y discernir sobre los límites naturales básicos. Entonces, el límite no debe traspasarse y cada una de las personas es responsable a su vez de su propio límite.

 

También existen límites temporales y estos guardan relación con aquellas cosas que queremos conseguir inmediatamente, incluso haciendo uso de la fuerza; sin embargo dadas las condiciones, esto a veces no es posible y obliga a esperar hasta el momento adecuado; por tanto, esta temporalidad tiene que ser respetada.

 

Nuestra propia vida como personas en este mundo se encuentra también limitada, nuestras capacidades también lo están. Todos quisiéramos vivir muchísimos años, sin embargo todo está supeditado a factores no controlables como accidentes, desastres naturales, acciones de otras personas, sufrimientos, enfermedades orgánicas y del alma, las cuales de una u otra manera nos lleva a descubrir nuestros propios límites con lo cual fortalecemos y crecemos nuestra propia existencia.

 

Un límite que es transversal a todo lo que ocurre, es el tiempo. Es un límite que conforme crecemos va ganando más relevancia en nuestra vida. Cada proceso, ámbito de desarrollo o actividad tiene el tiempo como un limitante y todo gira entorno a él; donde la frase "no tengo tiempo” es una constante. 

 

El tiempo se encuentra asociado a límites naturales, los cuales no pueden ser variados, el día tiene 24 horas y no 28, 30 ó 50. El límite del tiempo guarda relación con el camino de envejecer día a día, lo cual hace que en su tránsito, algunas cosas ya no funcionen como antes y ante ello, solo queda tener paciencia y aceptación para poder manejarse conscientemente en esta nueva etapa, en esta nueva realidad. 

 

Otro límite importante esta relacionado a la crianza de los hijos, ya que cuesta muchas veces fijarlos en la búsqueda de formar buenas personas. Aquí se cruzan dos aspectos, el primero relacionado al patrón de crianza recibida por los padres y el segundo como los padres tratan de ser permeables y de atenuar los límites impuestos a sus hijos, siendo estos muy superficiales o débiles. Esto desencadena tarde o temprano la interpretación errónea por parte de los hijos, ya que no interpretan al límite impuesto como un signo de amor y responsabilidad, sino más bien como restricción en el desarrollo de sus actividades. 

 

Cuando no se establecen límites a los niños desde pequeños, ocurre que en el tiempo ellos se ven obligados a generar acciones para llamar la atención de los padres, probando donde llegan sus límites (hasta el punto de explotar). Al presentarse estos casos, los niños saben a su nivel como manipular a los padres y los padres a veces caen en este juego permitiendo la manipulación, lo cual a la larga genera distorsión en los niños conforme interpretan la idea de que pueden hacer lo que quieran. 

 

Más adelante, conforme crecen pueden reprochar a sus padres que los límites son anticuados en relación con los límites impuestos por los padres de sus amigos. El error de los padres radica muchas veces en por querer ser comprensivos y flexibles no muestran posturas autoritarias en la relación padre-hijo, rol que no debe perderse, si no los hijos crecen sin un patrón de conducta, de respeto, de límites, de obligaciones y de cómo desempeñarse en la vida.

 

Es importante tener humildad para reconocer los propios límites, para ser conscientes que Dios nos ha colocado límites que no podemos traspasar, como el límite de nuestras capacidades, el límite de nuestro cuerpo, el límite de nuestro espíritu y el límite de nuestra vida. Éste último límite puede alargarse conforme avancen las medicinas y la ciencia pero de todas maneras este fin llegará y vivir conscientes de ello es tener sabiduría.

 

La vida resulta exitosa si se vive dentro de determinados límites.

 

(Continuará….)

 

Jorge Padilla

Lima, 11 de julio 2021

 

*tomado del libro “Límites sanadores: Estrategias de auto protección” de Ansel Grün y  María Robben

 

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Foto tomada de https://pictures.abebooks.com/inventory/30694401957.jpg


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