Los valores, la ética e integridad personal: pilares de cambio de las organizaciones

 

Artículo Nro. 34 del Diario de Bitácora.

Una tarde de verano me encontraba conversando con un amigo en un balneario limeño, él es Gerente General de una empresa y me contaba que cuando tenía dos días en el cargo, llegó a su oficina una persona para saludarlo y desearle muchos éxitos en la gestión. Conversaron sobre diversos temas, proyectos futuros, anhelos y sueños; y uno de ellos para mi amigo, era tener su casa en la playa para disfrutar en familia, pero, por el momento no podía materializarlo. Esta persona le dice que dicha circunstancia no era un impedimento para que él pueda cumplir su sueño; y le ofrece la oportunidad de obtener ingresos extras en un esquema win-win, que consistía en contratar a sus empresas (era proveedor) para las diferentes adquisiciones y realización de servicios, lo que significaría una ganancia mensual tal, que, en el plazo de un año, ya podría contar con el dinero suficiente para comprarse su casa de playa y cumplir su sueño. Además, para su tranquilidad enfatizó que los cuatro gerentes anteriores habían trabajado ya con él y que nunca habían tenido inconveniente alguno. Mi amigo hizo una pausa, se puso de pie y lo invito a retirarse de su oficina, no sin antes manifestarle que la crianza en valores recibida en su hogar, su prestigio y su apellido eran motivos suficientes para desechar de plano su propuesta.

De esta historia podemos resaltar que los valores personales vienen a ser como los cimientos con que se construye una edificación, en donde no deben de existir grietas que permitan el ingreso de humedad y que a la larga vayan debilitando su estructura. Los valores, son los principios y cualidades que definen a una persona, se forjan en el hogar, a través de la coherencia entre lo que se predica y las acciones llevadas a cabo. Si bien es cierto, los valores orientan nuestras decisiones, pueden cambiar en el tiempo, ya que son relativos y variables debido a cómo vamos forjando nuestra identidad en base a experiencias y decisiones. Cada una de las personas tienen diferentes escalas de valores, lo que para algunas categoriza ciertas situaciones permisibles, para otras no, ya que pueden tener sus valores muy arraigados dándoles una connotación absoluta en su aplicación.

A lo largo de nuestro camino identificamos diferentes actores que coadyuvan en la formación y fortalecimiento de valores: el hogar, como base de la enseñanza; la escuela, en donde se fortalecen y ensayan valores positivos; las universidades e instituciones educativas que refuerzan su aplicación; las organizaciones públicas y privadas, en donde a través del código de ética, de los valores y de la cultura organizacional dan las pautas del deber ser en el sentido deontológico; el estado, implementando mejoras en el sistema educativo y dictando leyes que contribuyan en crear espacios de respeto, convivencia y desarrollo; y finalmente, el ciudadano, como principal actor del cambio, ya que de las acciones individuales podemos pasar a las acciones colectivas y así ir construyendo una mejor sociedad, más inclusiva y respetuosa.

Cada uno de estos actores, tiene una misión que cumplir, así como la responsabilidad en formar e interiorizar los valores en los diferentes niveles de desarrollo personal. Es una tarea de largo aliento, pero si se trabaja en diferentes frentes podemos llegar a moldear desde niños a los futuros ciudadanos y que estos no se sientan kamikazes cuando allá afuera encuentren un mundo completamente salvaje y dominado por intereses personales, por corrupción, por lobbies negativos, por competencia desleal o por falsas e interesadas amistades, entre otras realidades más. La misión es fortalecer su carácter para que las decisiones que asuman en la vida estén basadas en predisposiciones positivas y que les permitan construir sus octógonos de valores (figura 1).


Figura 1: octógonos de valores personales (diseño del autor)

Dentro de estos octógonos uno de ellos es alto en ética, en donde en el actual entorno BANI, aunado al periodo post pandemia por el COVID-19, es necesario reforzar espacios de confianza que permitan trabajar en equipo, con flexibilidad, empatía, resiliencia y en donde la ética en su dimensión general resalte y sea la luz que oriente decisiones, comportamientos y permanente búsqueda del bien común sobre los intereses personales.

Sin embargo, en los últimos tiempos la ética ha estado en el ojo de la tormenta cada vez que han ocurrido escándalos o malas prácticas en las organizaciones públicas y/o privadas, y es que llama mucho la atención que a pesar de existir reglamentaciones laborales, leyes, códigos de ética, códigos de conducta, valores organizacionales, valores institucionales, sistemas de compliance, modelos de integridad, modelos de prevención o incluso normas ISO, igual hayan sido vulneradas por colaboradores internos y/o externos, poniendo en evidencia incluso la falta de conducción y liderazgo en algunos casos desde la Alta Dirección, en donde la ética quedo muy mal parada. Si bien es cierto, uno de los objetivos de las organizaciones es generar riqueza, más importante es que las personas tengan riqueza interior y decencia. Es por ello, que las organizaciones necesitan lideres éticos; que inspiren confianza, honestidad, que respeten la meritocracia, que sean leales, que cumplan con los valores de la organización y que tengan transparencia para presentarse como personas auténticas y conectadas con un propósito, en relación con sus actos y decisiones, siendo ejemplo para los demás. Al respecto, tal como lo escribí en mi primer artículo de mi blog[1] en el año 2020, la integridad es el verdadero valor de las personas, ya que se debe de cumplir la triada: lo que pienso, digo y hago tiene que mantener siempre coherencia, así no haya nadie mirando mis acciones. Por eso necesitamos dentro y fuera de las organizaciones personas con alto nivel de integridad, que no influyan y socaven los cimientos de otras personas, ni sucumban ante tentaciones o estímulos foráneos.

Finalmente, otro aspecto importante, aprendido, vivido e interiorizado a lo largo de nuestras diferentes experiencias en el mundo laboral y fuera de él, es que el cambio como tal, es una situación permanente y dinámica, no es estático, no es pasivo, no es lineal; entonces debemos tener en claro que nosotros con valores, ética e integridad somos los pilares de cambio en las pequeñas, medianas y grandes organizaciones, comenzando por la familia; teniendo en cuenta que la suma de esfuerzos individuales se pueden multiplicar con el ejemplo y volverse colectivos por el bien de la sociedad en que vivimos y que en algún momento dejaremos como legado a las generaciones venideras.

Para que estos pilares estén solidos es necesario el compromiso de las personas como tarea primaria.

Jorge Padilla Ramón

Lima, 26 de diciembre 2022

Comentarios

  1. Mis felicitaciones por tan sabia narración y descripción sobre la etica e integridad, pilares en la escala de valores del ser humano, gustoso de seguir ilustrandome con su blog, un abrazo a la distancia Comandante Jorge Padilla.

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  2. En el párrafo final hay una palabra clave para cumplir con el objetivo "COMPROMISO", señor lo felicito por su artículo 34

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    1. muy agradecido, el compromiso para todo en la vida es vital.

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  3. Felicitaciones estimado amigo Jorge, he leído con detenimiento el artículo 34 de tu bitácora, gracias por la ilustración de la gran importancia de los valores en especial sobre la ética que tanta falta nos hace en todos los niveles de nuestra sociedad, valores que se están deteriorando, sigue adelante que vas a dejar un gran legado en tu familia, amistades y la sociedad, un inmenso abrazo CM-22.

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    1. muy agradecido, grandes y gratos recuerdos de nuestra CM-22

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  4. Muy buen articulo Jorge, la ética y la integridad muchas veces están devaluadas cuando deberían ser los pilares mas importantes en nuestra vida diaria.

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  5. Muy buen artículo nos hace ver la brecha tan a veces invisible para distinguir y actuar con coherencia y valor Gracias Jorge por compartir este artículo me encantó

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    1. muchas gracias por tu comentario y es cierto, es una línea muy delgada.

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  6. Muy bien señor, me encanta leer su diario, porque plasma la calidad de persona que es, la integridad y la moral es lo más importante en una persona la calidad y don de gente. Abrazos.

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  7. Buen artículo comandante gracias por compartirlo saludos

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