Los valores en el abismo
Esta reflexión, la extrapolaba con
las decisiones que terminaba tomando una persona en una organización pública o
privada (sea el rey o paje) y que se convertían en inconductas funcionales,
practicas cuestionables, conflictos de intereses, malas practicas o actos de
corrupción, todo ello, a la luz también, de los esfuerzos en dichas entidades para
implementar mecanismos de integridad, códigos de ética, sistemas de compliance,
modelos de prevención, reglamentos, cámaras de video vigilancia, sistemas de seguridad
patrimonial, etc.
De lo descrito, estas dos
situaciones tienen un aspecto en común:
Pueden existir una serie de
mecanismos preventivos para evitar que nosotros las personas hagamos cosas
indebidas, inclusive siendo participes de estos mecanismos, por ejemplo:
firmando compromisos, declaraciones juradas, recibiendo academias, participando
en simulacros, entrevistas con el uso de polígrafo, charlas, test de
personalidad, entre otros; pero si a pesar de ello, nosotros tomamos la decisión
de obrar mal o de ir por el camino incorrecto, no existe aún, algún tipo de mecanismo (al mejor estilo de un scanner de maletas) que
permita detectar cuales son los valores que tenemos y como estos pueden incidir
en llevarnos a tomar una decisión incorrecta o fuera de los parámetros normales.
Todos nosotros tenemos nuestra
escala de valores, los cuales nos acompañan desde que somos conscientes de discernir
entre algo bueno o malo, entre algo correcto o incorrecto, entre el bien y el
mal; y estos valores van cambiando, conforme vamos creciendo y viviendo
diferentes experiencias, convirtiéndose algunos en virtudes. Los valores nacen
en casa, en el seno del hogar, en la convivencia familiar, en las charlas,
ejemplos y acciones. Se refuerzan y ensayan en los colegios (se debería),
incluso en la interacción de maestros con los padres para complementar o cerrar
alguna brecha de los hijos. Luego, en las instituciones educativas de pre grado
se terminan de consolidar con el fin de prepararnos para salir y vivir en el “mundo
real” en donde existen cosas positivas, buenas personas y oportunidades; pero también,
en donde existen malos ejemplos, malas prácticas y/o influencias negativas, las
cuales nos ponen a prueba y a nuestra estructura de valores.
Es importante mencionar que en el
artículo 14 de la Constitución Política del Perú considera entre otros lo
siguiente: ”…. La formación ética y cívica y la enseñanza de la Constitución
y de los derechos humanos son obligatorias en todo el proceso educativo civil o
militar…” . Es decir, es una obligación del estado a través de las entidades
a cargo el disponer que esto se cumpla.
No obstante, en el “mundo real” somos
testigos como nuestra sociedad actual es el reflejo contrario a este mandato
constitucional. El contexto que nos toca vivir desde hace muchos años esta circunscrito
a diferentes aspectos:
“Viveza criolla”: es concebida
como el camino para obtener un beneficio o hacer las cosas de manera rápida, by
paseando reglas, procedimientos o disposiciones. Siendo incluso resaltado esto
por muchos adultos hacia sus menores hijos como una enseñanza para la vida (“hijo
siempre tienes que ser vivo”). La viveza criolla la vemos a diario en quienes
se parquean en los lugares señalados con exclusividad para las personas con
discapacidad, no siéndolo. La viveza criolla la vemos en empresas o personas
que venden números para pegarlas encima de los números de las placas de rodaje,
con la finalidad de evitar la aplicación de foto papeletas. La viveza criolla la vemos en quienes no
utilizan los puentes peatonales y cruzan debajo de ellos exponiendo sus vidas.
La viveza criolla la vemos en las redes sociales con personas explicando como
no pagar impuestos o como sacar créditos de un banco y de otro y nunca pagar. La
viveza criolla la vemos cuando alguien en su auto adelanta por el carril de la
derecha que es para motociclistas, paraderos o carril de emergencia. La viveza
criolla la vemos en los postulantes a los exámenes de ingreso a las
universidades ingresando con equipos de comunicaciones para que desde afuera
les dicten las respuestas. Ejemplos hay muchos de viveza criolla, ser “pepe el
vivo” es una contante.
“Hecha la ley, hecha la trampa”,
“sacar la vuelta al sistema” o “roba pero hace obra” son algunas de las
expresiones a las que estamos acostumbrados, las cuales en el tiempo se han
normalizado y eso es un problema ya que dada su frecuencia y difusión con
diferentes ejemplos se vuelven parte de nuestra idiosincrasia.
Aunado a ello, la falta de civismo,
la falta de respeto a nuestros símbolos patrios y el desconocimiento de nuestra
propia historia son parte del reflejo de los vacíos en la formación en valores.
Formar en valores significa ser conscientes
que en el “mundo allá afuera” existen comunidades inseguras, padres ausentes, malas
influencias, cero compromisos de algunos docentes o colegios, crianza de hijos
sin límites, libertinaje en redes sociales y medios de comunicación, autoridades
que no dan el ejemplo, campañas de desprestigio contra la familia, entre otras más; lo cual, tal como diría Hernán
Lanzara: “ la ausencia de valores, es una pandemia que genera males en nuestra
sociedad: insensibilidad, falta de respeto,
ausencia de honestidad y falta de justicia”.
¿Estaremos a tiempo de no caer
en el abismo?, ya en la encuesta del bicentenario (2020) el 50% de los encuestados consideraba
que los peruanos no practicábamos ningún valor y en la encuesta mundial de
valores (2018) el 96% consideraba que era muy difícil confiar en los demás,
asimismo, de acuerdo a la encuesta Global de Integridad (2024) de Ernest &
Young, el 47% de los encuestados consideraba que los ejecutivos peruanos
estarían dispuestos a comportarse de manera no ética a fin de lograr mejorar en
su carrera o remuneración.
¿Qué necesitamos entonces?
En el año 2017 se promulgo la
Política Nacional de Integridad y Lucha contra la Corrupción en donde se establecían
los objetivos, lineamientos y estándares que deben cumplir las instituciones
del Estado para promover la integridad, prevenir y sancionar la corrupción. A
la fecha, viene implementándose en las diferentes entidades del estado, en la búsqueda
de su interiorización como herramienta para prevenir los delitos antes de que
sean cometidos, mitigar los riesgos e ir hacia las causas que originan los
mismos. Considero que es una tarea titánica, la cual compromete el esfuerzo de
todos en el aparato público. Desde el lado privado también hay esfuerzos, como
los desplegados por la organización empresarios por la integridad, los cuales también
desde el año 2017 tienen como visión “Ser una organización reconocida,
promotora de valores y agente de cambio en la lucha contra la corrupción en el
Perú”.
Existe también, la Estrategia
Nacional de Civismo y Educación en Valores denominada “101 % Buen Ciudadano”
aprobada el año 2023, la cual tiene como objetivo promover el civismo, la ética
ciudadana, los derechos humanos y la convivencia democrática en toda la
población peruana, donde cada ciudadano, al internalizar estos valores,
contribuya activamente al desarrollo sostenible y bienestar común del país;
actualmente, se encuentra en marcha, con avances significativos en la
producción y difusión de materiales educativos a través de los microprogramas que
se encuentran disponibles en la lista de reproducción oficial del Ministerio de
Educación en YouTube, siendo protagonista “Micaela, la misteriosa chica de las
leyes”. Asimismo, en el mes
de mayo del año 2023 se aprobó la ley que declara de interés nacional la
introducción de contenidos curriculares de estudio sobre educación cívica e
historia de la subversión y el terrorismo en el Perú en las instituciones
educativas del país, resaltando que desde hace muchos años en la currícula
escolar de los colegios privados ya se vienen implementando. Actualmente se encuentra
en marcha.
Asimismo, en la exposición acerca
del índice de la corrupción en el Perú en el año 2024 por parte de la Contraloría
General de la República, se consideró como una de las causas estructurales de
la corrupción “la carencia de un sistema de valores”, por lo que una de las
reformas que tendría que aplicar el estado es la de generar un “cambio cultural”
pero que este dada nuestra idiosincrasia seria de largo plazo.
Además, en los últimos años se ha
incrementado la implementación de sistemas de compliance, modelos de prevención,
sistemas contra el lavado de activos y una serie de normas ISO relacionadas al antisoborno,
gobernanza de las organizaciones, canales de denuncias, entre otras.
Por lo visto anteriormente,
existen políticas y esfuerzos desde el ámbito público y privado para fortalecer
los valores, pero a pesar de ello, queda en la persona “la última decisión”.
Considero que, desde nuestras
posiciones en los roles que desarrollamos, tenemos que ser “agentes de cambio”,
desde nuestros hogares con el buen ejemplo, desde las organizaciones que
integramos siendo lideres con integridad, ética y moral. Es un camino de largo
aliento, con mucha oposición y resistencia, “cambiar el chip” de las personas
no es fácil, cambiar la manera como ven el mundo tampoco, cambiar conductas es
tener mucha resiliencia, mucha empatía y asertividad. Nuestro país, tiene una
cultura milenaria, aquí han nacido grandes personas que han dejado un legado
para todos nosotros. Nunca es tarde para generar cambios, nunca es tarde para accionar,
nunca es tarde para visualizar un país más integro, un país con valores
cimentados, un país con personas basadas en un accionar por convicción, respetuosas
y solidarias. Aún estamos a tiempo.
Algunas de
las acciones estarían relacionadas (tal como hiciera Singapur en los años
sesenta), en reforzar la educación con enfoque en valores (de la que ya tenemos
una estrategia aprobada e implementándose), la misma que contribuya y
complemente a fomentar desde la infancia el pensamiento crítico, la empatía, el
respeto, la igualdad, la cooperación y la responsabilidad social. Y tal como lo
establece nuestra Constitución incluir en los programas educativos temas como
ética, sostenibilidad, diversidad y ciudadanía.
Es importante
contar con el ejemplo del liderazgo de los líderes políticos, empresariales y
sociales, de manera tal que vivan los valores que predican, como:
transparencia, justicia, solidaridad, humildad. Esta demostrado científicamente
que el cambio de valores se facilita cuando quienes son los referentes públicos
y privados, actúan con coherencia.
Un ámbito muy
importante está relacionado con los medios de comunicación, los cuales son responsables
de promover contenidos que inspiren conciencia social, respeto y sentido
crítico, en vez de banalidad, violencia o consumismo extremo. Son a través de
ellos que se pueden visibilizar historias de personas y colectivos que aportan
positivamente a la sociedad.
Las amenazas
a los hogares y a sus miembros están muchas veces en las comunidades en donde
habitan, por lo que es necesario el fortalecimiento del tejido comunitario, el
cual es responsabilidad de las autoridades locales principalmente y que sirva
para fomentar espacios de encuentro, diálogo y cooperación entre vecinos,
barrios, pueblos. Lo comunitario fortalece valores como la solidaridad y el
compromiso mutuo.
Mas allá de
las responsabilidades a nivel Estado, comunidad, organizaciones privadas o públicas,
todo parte del nivel de compromiso que tengamos desde nuestro entorno más íntimo
y que pueda convertirse en la transformación de muchas personas allá afuera,
contribuyendo como personas comunes y corrientes en hacer cosas extraordinarias,
las cuales pueden imitarse y generar un efecto multiplicador positivo en la sociedad.
Estamos en
el camino, es nuestra hora y oportunidad de dejar a quienes nos siguen un país mejor,
un país con valores, un país sin corrupción, un país con verdaderos lideres que
inspiran, porque son íntegros, éticos y morales.
¿Quieres
ser un agente de cambio para salvar del abismo a los valores?
Jorge Padilla
20 de abril 2025
Diario de bitácora, articulo número 39
Muy interesante, todos tenemos que ser agentes de cambio.
ResponderEliminarCompletamente de acuerdo, tenemos que comprometernos en generar un cambio cultural en todos los ámbitos donde interactuamos, ya sea familiar, laboral, amical, etc. La clave es entender que ese cambio no se logra de inmediato, por lo tanto no bajar la guardia...
ResponderEliminarDe acuerdo. Pero lo que falta tambien enseñar a los chicos en las universidades o institutos superiores son los derechos laborales que tienen todos una vez que empiezan a trabajar. Los chicos no lo saben y allí creo se está fallando tambien. Todos debemos empujar el coche para un rumbo mejor.
ResponderEliminarExcelente para reflexión y crear la nueva visión de país
ResponderEliminarExcelente artículo estimado Jefe!
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